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Cistitis y pielonefritis

La cistitis es mucho más frecuente en hembras que en machos, porque la uretra es más corta y está muy próxima a la vulva, que se contamina muy rápidamente. Puede ocurrir en cualquier fase del ciclo estral. En los casos serios se produce pielonefritis y enfermedad grave en la cerda, mientras que en los casos más leves responde al tratamiento o se produce una recuperación espontánea.

La cistitis es mucho más frecuente en hembras que en machos, porque la uretra es más corta y está muy próxima a la vulva, que se contamina muy rápidamente. Puede ocurrir en cualquier fase del ciclo estral. En los casos serios se produce pielonefritis y enfermedad grave en la cerda, mientras que en los casos más leves responde al tratamiento o se produce una recuperación espontánea.

La cistitis y la pielonefritis causan descargas vaginales que contienen sangre, moco y pus. En teoría, cualquier patógeno que se pueda multiplicar en presencia de orina es capaz de causar cistitis, pero en la práctica la infección suele ser por Escherichia coli u otras bacterias fecales como los estreptococos. Sin embargo, la bacteria más seria es Actinobaculum suis (anteriormente Eubacterium suis), que no es fecal y que suele multiplicarse y causar una pielonefritis mortal.

Actinobaculum suis es un habitante habitual no patógeno del prepucio y del saco prepucial del verraco. Contamina la vagina durante la cubrición pero normalmente no sobrevive mucho tiempo. Asciende por la uretra hasta la vejiga urinaria posiblemente a través del reflujo de orina cuando la cerda estando tumbada se mueve, o porque tiene la capacidad de adherirse y multiplicarse en la mucosa del tracto urinario. Este fenómeno de adherencia le permite no ser eliminado totalmente cuando la cerda orina.

La orina entra en la vejiga a través de los uréteres, los cuales desembocan de forma oblicua en la pared, las válvulas de los uréteres. Éstas evitan el reflujo de orina cuando la vejiga se expande y recibe presión, pero en la cistitis tienden a acortarse y hacerse permeable, permitiendo que haya reflujos y que los patógenos alcancen los riñones.

La pielonefritis se suele ver en cerdas adultas y nulíparas gestantes, aunque en una ocasión ha sido diagnosticada por el autor en una cerda joven nunca cubierta. Rara vez responde al tratamiento, suele ser mortal y puede convertirse en un gran problema para algunas granjas. Una causa predisponente importante es que las cerdas que están confortablemente alojadas de forma individual producen endorfinas cerebrales que las hacen demasiado vagas para levantarse y beber u orinar. La orina tiende a hacerse más densa, blanquecina y a veces decolorada, y puede irritar la pared de la vejiga. Las bacterias contaminantes no se eliminan de forma regular.

Las granjas con problemas de cisititis/pielonefritis en reproductoras atadas tienen que estimular a las cerdas para que se levanten varias veces al día, por ejemplo, paseando un verraco por el pasillo, e incitándolas a beber, dispersando pequeñas cantidades de pienso en el agua y en sus bebederos. Otra alternativa es moverlas a alojamientos donde estén sueltas, y la incidencia irá bajando lentamente.

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